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Toews, feminista asumida, proviene de una comunidad menonita en Canadá. Una sociedad religiosa fundamentalista, en la que las mujeres no tienen derecho a hacer arte o a escribir. Es pecado. Viven bajo un régimen patriarcal estricto, lleno de violencias, como lo reflejan sus obras Complicada bondad, Irma Voth o Ellas hablan. Es una lectora voraz y una escritora multigalardonada –con premios como el Governor General’s Literary Award for Fiction y el Rogers Writers’ Trust Fiction Prize– gracias a que su padre, maestro de primaria, le inculcó estos hábitos.

Realidades desgarradoras

Durante el conversatorio, efectuado en el Centro de Exposiciones y Congresos de la UNAM, Toews se refirió a Pequeñas desgracias sin importancia, novela en la que toca el suicidio de su hermana, un universo en el que, señala, se adentra en la violencia estructural de las instituciones mentales y la estigmatización que socialmente existe respecto a quienes padecen este tipo de enfermedades, que aún son poco entendidas y un tema tabú.

“Para escribir hay que atravesar el dolor”, afirma. Toews ha creado todas sus novelas en medio de realidades desgarradoras. El mundo le horroriza, pero también lo encuentra ridículo y absurdo. Su mirada oscila entre las contradicciones de la existencia humana, en las que el humor se asoma como parte de la mirada.

“El humor y la tragedia están entrelazados”, responde a la pregunta de Jáuregui sobre los momentos hilarantes que despliega en una historia terrible y dolorosa como la de su hermana –que fue llevada al cine. Antes publicó otro de sus ocho libros a partir del suicidio de su padre, quien padecía bipolaridad.

En Ellas hablan –también convertida en el filme que, bajo la dirección de Sarah Polley, ganó un Oscar al Mejor Guion Adaptado en 2023–, la escritora recurre a la novela para hablar de otra historia real: el caso de un grupo de mujeres de una comunidad menonita que por años fueron sistemáticamente drogadas y violadas mientras dormían, a manos de hombres de su propia colonia. Les hacían creer que las heridas con las que amanecían eran imaginarias u obra del demonio. Hasta que ellas hablaron.

En esta obra Toews visita las conversaciones de aquel grupo de mujeres y sus reflexiones en torno a la violencia, el amor, el temor a irse y abandonar todo lo amado y lo conocido, o quedarse, y la posibilidad del perdón hacia los varones que incurren en abusos. “Debemos pensar en eso, qué tal si ese hombre resulta un amigo al que quiero, o mi hermano”, comenta.

Jáuregui compara la conversación de Ellas hablan con el efecto del movimiento #MeToo entre las escritoras de habla hispana: mujeres conversando de lo que no se mencionaba para dar un paso al frente. Toews, quien ha alentado a otras a protestar a pesar del descrédito, reparó en que los varones también deben participar en la conversación sobre las estructuras que, desde el patriarcado y el capitalismo, son deshumanizantes: “Los hombres tienen que ser parte de ella, de entender lo que es ser humano, por qué estamos donde estamos y cómo llegamos a esto”.

Toews explica que recurre a la novela para abordar historias reales, porque esta forma narrativa le permite una mayor libertad en la exploración de ciertos temas y reflexiones. “No tengo mucha imaginación, tomo lo que me sucede, a lo que reacciono emocionalmente y me confunde, me enoja o alegra, y trato de darle sentido a mi vida a través de la ficción”.

La duda y la confianza

Para ella, la escritura es un acto que requiere de fe: mantener la práctica de regresar a lo que se hace en el vaivén, insalvable, entre la duda y la confianza. “He llegado a un punto en mi vida en el que me pregunto si escribir es útil, pero al mismo tiempo me salva; hay un combate constante sobre por qué hago esto, y lo tengo que hacer”.

No lo hace para nadie más. “Escribo para mi propia salud”, confiesa.

Al final de la charla, Toews compartió un consejo para las jóvenes que desean escribir: “Sean valientes. Todo implica riesgos, y la escritura no escapa a ello. Escriban la historia que tengan que escribir. Los libros salvan vidas, narren con la mayor honestidad”.