La conmemoración busca motivar a los ciudadanos del mundo sobre la importancia de la alegría en su vida diaria, sin embargo, es una elección personal y no es obligatoria.

La alegría no es obligatoria, sin embargo es un elemento indispensable en nuestras vidas. Eso llevó a que en el 2010, durante el Primer Congreso Nacional de Gestión Cultural Chileno un colombiano, Alfonso Becerra, propusiera crear una fecha, el 1 de agosto, para conmemorar el sentimiento y extender lazos de hermandad entre las personas.

La efeméride se celebra actualmente en más de una decena de países, entre ellos México, Colombia, Chile, Brasil, Argentina y otros. La propuesta de Becerra busca motivar a los ciudadanos del mundo sobre la importancia de la alegría en su vida diaria, aun cuando ésta no se presente el 100% del tiempo.

Como explicó el periodista y ensayista Raúl Bravo, en Radio UNAM: “ahorita es un discurso superútil para poder mover muchas cosas, económicas, políticas y personales, se ha vuelto obligatorio ser feliz para todo. Es un discurso que inició del Siglo XX para acá… recurrimos a este discurso para ser más productivos, tienes que ser feliz y contento” para poder funcionar mejor en sociedad.

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No obstante para Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología, una búsqueda ciega de la alegría podría resultar contraproducente: “Hay que aceptar que es un concepto que debemos construir para intentar disfrutarlo en el momento que aparezca”, añadió en entrevista para la Gaceta de la UNAM.

“Si los individuos se aíslan pueden presentar emociones negativas, se deprimen más; si se reúnen, disminuye la sintomatología. Aquí la aproximación es evidente: nos saludamos, nos abrazamos, y eso nos permite percibirnos más felices”, agregó Sánchez.

Por ello es relevante la reflexión que propone la conmemoración del Día Internacional de la Alegría y sus consecuencias. Raúl Bravo afirma que sentir alegría, en la situación actual del mundo, es un acto revolucionario que nos transforma y motiva.

“Todos estamos amargados, tristes y enojados. Trabajar es una monserga. El transporte, en una ciudad como la de México, es espantoso. Mantenerse feliz y cantar una canción alegre en tus desplazamientos o trabajo, te estás rebelando porque lo disfrutas,“ concluyó Bravo.

“Estar feliz con lo que tienes es posible y admirable, siempre y cuando sea parte del supuesto que surge de decisiones individuales. Necesitamos un piso parejo de oportunidades para poder hacerlo. Las fallas sistémicas a nuestro alrededor son tremendas, no tenemos por qué ser siempre felices o estar en paz con abusos, acosos, corrupción y lo que puedas agregar a la lista. Debemos dejar de fetichizar la felicidad,” es algo personal, concluyó.

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  1. Hay que aclara la diferencia entre la alegría y la felicidad. Una es posible conseguirla la otra no es fan fácil de conseguir.

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